Cuando miramos al cielo, sea cual sea el momento, seguramente nos sorprendamos por todo lo que ocurre ahí arriba, en la atmósfera, en el espacio exterior, con la combinación de estrellas, con el movimiento de nuestro planeta alrededor del Sol y sobre sí mismo, permitiéndonos disfrutar cada día de los preciosos amaneceres y atardeceres, muchas veces salpicados por nubes como esponjas que se cruzan para dotar de aun más belleza esos instantes. Todos ellos son fenómenos atmosféricos, y tienen que ver con la manera en la que la luz, la temperatura y la densidad inciden sobre esa parte de nuestro planeta, la que nos protege directamente de los rayos del sol y que sirve como “cúpula”. Estos fenómenos atmosféricos están en nuestro día a día y como decíamos, ocurren básicamente a todas horas, pero son bastante desconocidos en su terminología más técnica o científica.
A estas alturas todos sabemos cómo se forman las nubes, pero tal vez no entendamos del todo porque algunos días están más altas y son más uniformes, mientras que en otros días son mucho más bajas, formando incluso niebla. Estos fenómenos tienen explicación, por supuesto, pero a veces no es tan sencilla como para aprenderla de carrerilla. Sin embargo, ese conocimiento ha entrado dentro del acervo popular a través de frases hechas o refranes que, con gran sabiduría, adaptan al entendimiento de cualquiera el funcionamiento de muchos de estos fenómenos. Tal vez no los entendamos del todo, pero sí que somos capaces de preverlos y saber cómo van a evolucionar. En este artículo queremos ahondar un poco más en todo lo que suponen estos fenómenos que tienen lugar a muchos kilómetros por encima de nosotros, pero que solo pueden entenderse desde nuestras perspectiva, con los pies en la tierra.
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