Lo primero, para olvidarnos de mitos y creencias erróneas: a todos nos gusta el porno o lo videos de maduras. Todos hemos consumido cine o vídeos para adultos o lo seguimos haciendo. Todos y todas. Por lo menos lo hemos probado, aunque en algunos casos no nos haya convencido y lo hayamos dejado.
El placer de los videos XXX
A unos nos gusta más y a otros menos, unos lo consumimos con más frecuencia y otros de forma más esporádica, unos lo hacemos por unos motivos y otros por razones distintas, y lo vamos pregonando o no según nuestra forma de ser y la relación que tengamos con nuestro entorno.
Pero el caso es que en general se puede decir que nos gusta –si no, no existiría la potentísima industria del porno que existe y mueve tantísimo dinero en el mundo-, y… ¿por qué? ¿Qué es lo que tiene la pornografía que nos atrae tanto? ¿Es la curiosidad? ¿Es la posibilidad de ver a gente desnuda y practicando sexo, algo a lo que no tenemos acceso en nuestra vida cotidiana con frecuencia diaria?
Está claro que es algo que se sale de lo común, pero cuidado, porque la adicción a la pornografía no es una forma de hablar ni algo que haya que tomarse a risa: es real. Al parecer, según los expertos el consumo de porno 3d y el normal estimula la segregación de dopamina, una sustancia que nos hace sentir muy bien durante un buen rato, pero cuando su efecto se pasa nos vuelve a apetecer una dosis y esto funciona así tanto en esta adicción como en cualquier otra, sean drogas propiamente dichas o el juego.
Es un sistema de recompensas: si hacemos algo, en este caso ver porno, obtendremos un “premio”, que es la estimulación sexual, casi siempre con el orgasmo como objetivo final al masturbarnos mientras miramos esos vídeos como los vídeos de lesbianas, y no hace falta decir que la sensación física y psicológica es de las mejores que existen. Aun así, como decíamos, abusar de ello hará que, como en cualquier otra adicción, el tiempo de tranquilidad entre sesión y sesión de porno en español sea cada vez más corto, cada vez necesitaremos consumir porno más a menudo y ello afectará a nuestra vida sexual y la relación con los demás, puesto que la adicción al sexo es –aunque no se perciba así- tan seria como las demás.
Además, cuanto más a menudo veamos cine para adultos, no solo se irá reduciendo el tiempo en el que podremos aguantar sin hacerlo, sino que necesitaremos dosis más fuertes, de nuevo como en todas las adicciones, y en este caso se traduce en la necesidad de ver vídeos con contenidos más extraordinarios, muchas veces más duros y extraños, puesto que el sexo normal de los vídeos de antes no nos estimulará lo suficiente.
Es fácil darse cuenta de que estos cambios en lo que para nosotros es un estímulo sexual pueden afectar a nuestras relaciones sexuales con otras personas, al no poder estas ofrecernos lo que nos hace falta para excitarnos y llevar a cabo una sesión de sexo satisfactoria.